martes, 21 de julio de 2009

El Royal Ballet, de Londres a La Habana

Las tablas de los principales escenarios de danza de la capital se estremecieron la semana pasada con un acontecimiento cultural: la presentación del Royal Ballet de Londres en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana y en el teatro Karl Marx. Las y los “balletómanos” estuvimos de plácemes, sólo comparable con el momento de los bienales Festivales de Ballet, al presenciar un espectáculo “de lujo” que -como se dice- en cualquier parte del mundo cuesta “una fortuna”.

Carlos Acosta, el “mulatico de Los Pinos” –como dijera Miguel Barnet- tuvo la satisfacción de haber cumplido un viejo y anhelado sueño: arrastrar con él a Cuba la compañía donde baila hace años como Primer Bailarín Invitado. Sin dudas fue la estrella del momento, aunque haberlo logrado se le debe agradecer también a varias instituciones británicas, a los propios bailarines –que se costearon sus pasajes- y a la Directora de la compañía, Mónica Mason, quien visiblemente emocionada aseguró ante las cámaras de la televisión cubana que nunca habían recibido tanto calor de pueblo como en Cuba.

Y en realidad, lo que generalmente es un evento de “élites”, en La Habana fue un acontecimiento de masas... para no variar. Las pantallas gigantes colocadas en el exterior de ambos teatros permitieron que otros cientos de personas pudieran disfrutar, en tiempo real, los fuetés, piqués y balances de los bailarines. Las presentaciones en el inmenso teatro Karl Marx ampliaron el diapasón del público, más allá de los tradicionales seguidores del ballet en Cuba. Y la presentación por la televisión cubana de la gala homenaje que le hicieron a Alicia, donde bailarines del Ballet Nacional de Cuba y del Royal Ballet fundieron su arte, facilitó que millones de personas pudieran disfrutar del espectáculo en toda Cuba.

Pero la influencia y el contagio fue en los dos sentidos: hasta la archiconocida puntualidad británica, que impulsó a poner carteles en las puertas de los teatros alertando que con “las características del Royal Ballet” las funciones empezarían “a su hora exacta”, sufrió más de un avatar en algunos actos que empezaron minutos más tarde, en un más que evidente “aplatanamiento” tropical.

El repertorio escogido fue de primer nivel, desde las piezas de danza moderna hasta los conocidos pas de deux del Quijote, el Lago, Diana y Acteón… Un regalo especial fue la producción completa de “Manón”, ya clásico en el repertorio del Royal, estrenado en las tablas del Covent Garden en 1974 y coreografiado por Kenneth Mac Millan. Impresionante escenografía y vestuario, que recrearon magistralmente la bajeza de un París decadente en el siglo XVIII; una música bellamente escogida e impecablemente interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta de Martin Yates.

En los personajes principales, interpretando el eterno dilema del amor puro vs. las tentaciones de la riqueza, el esperado duetto Carlos Acosta y Tamara Rojo en el primer día… una combinación marcada por la pasión, que se ha convertido en una de las principales atracciones del Royal Ballet en los últimos tiempos. El segundo día el público vibró de emoción con la pareja del consagrado bailarín danés Johan Kobborg y la novel bailarina rumana Alina Cojocaru, con una plasticidad y limpieza de movimientos impresionante.

Loipa Araújo resumía a la BBC sus impresiones diciendo que los cubanos hemos tenido la oportunidad de apreciar en escena lo que sabíamos que existía a través de videos. Ella tiene razón… porque valió la pena vivir la experiencia de hacer realidad el sueño de Carlos Acosta y convertir en figuras de carne y hueso las imágenes de video, sin tener que pagar “la fortuna” que hubiera costado ese “lujo” en otras tablas del mundo.

miércoles, 1 de julio de 2009

Seis pies bajo tierra…

La televisión cubana se está vistiendo de largo en el tratamiento a la homosexualidad con la transmisión a medianoche por Cubavisión de la serie norteamericana "Seis pies bajo tierra" (Six Feet Under, 2001, creada por Alan Ball). No sé cuánto de fidelidad hay en lo que se proyecta -con relación a la versión original- pero lo que vemos es muy convincente: una serie de magníficas actuaciones y una certera profundidad en el enfoque del tema, desde diferentes ángulos y diversas interpretaciones.

Por momentos el eje central de la historia recae en David Fisher quien, tras la muerte de su padre, se queda como responsable principal del negocio funerario de la familia... y de sus problemas. Aunque convergen varias subtramas, enfocadas en sus hermanos menores y su madre, la de David tiene una significación especial: su debate interior como homosexual "dentro del clóset", el rol familiar que le ha tocado y sus prejuicios lo convierten en un personaje lleno de matices.

Si ha cautivado desde el principio la forma tan desprejuiciada que esta serie enfrenta la naturaleza humana, el capítulo 12 (llamado "Vida Privada" y transmitido hoy miércoles 1ro de julio por Cubavisión) fue impactante: el tema central fue la homofobia, a partir del asesinato de un joven gay en manos de fanáticos religiosos. Con su forma peculiar de contar las historias, la serie nos enseña que la homofobia puede estar en cualquier lugar: lo mismo en asesinos intolerantes que matan en nombre de Dios y la “moral”, que en el padre que rechaza a su hijo asesinado y ni siquiera puede pronunciar la palabra “homosexual”, o en aquel que no ha sido capaz de reconocerse ante la sociedad como homosexual y sufre su propio martirio.

Varias interrogantes difíciles ha tenido que enfrentar David en medio de ese drama: ¿salir del clóset y definirse como gay ante su madre resuelven los problemas y temores? ¿disculparse por el daño que causó su propia homofobia en personas que lo amaron alivian su soledad? Algo sí queda claro al final del capítulo: la homofobia no es cosa del pasado, en ninguna sociedad, está viva y la única solución que tenemos es luchar de frente contra ella. Y algo más: que la homosexualidad -o saber con quien te place tener sexo- no debe ser el centro de los problemas, ni reconocerse como homosexual es el fin del mundo… ¡hay tantas otras cosas por las que una familia debe preocuparse, para lograr la necesaria armonía y la felicidad de todos sus integrantes!

La serie casi acaba de comenzar… y va por muy buen camino.