sábado, 22 de enero de 2011

No hay peor ciego…

Desde hace algunos días, está circulando por emails una supuesta respuesta de un televidente que discrepa del programa presentado por Reinaldo Taladrid “Pasaje a lo desconocido” con el documental “Tabú”, sobre diversidad sexual, con la participación de la Directora del CENESEX, Mariela Castro Espín.
En su mensaje, pensemos que por ignorancia, se repiten argumentos homofóbicos –manidos por algunos círculos religiosos y escuchados en otros contextos- y manipula elementos ajenos al tema, todo con un claro objetivo de confundir y desacreditar el trabajo que se realiza en contra de la homofobia en el país. Mayoritariamente, sus razonamientos se expresan de forma crispada y absoluta, como para no permitir el más mínimo resquicio a las dominantes posiciones machistas, muy lejos del necesario debate sobre el tema en nuestra sociedad.
Y digo “necesario debate” con toda intención pues, precisamente haber excluido hasta hace poco a “lesbianas y homosexuales” del “ajiaco cultural” cubano, mucho daño que ha provocado al sentido plural de la nación. Desafortunadamente, en muchas ocasiones nuestras familias también se han visto divididas o han sido víctimas del maltrato (físico y psicológico), por no plantearnos con valentía y honestidad este tema.
Sin embargo, hay algunos elementos del referido mensaje que valen la pena analizar:
1. La Campaña por el Respeto a la Libre y Responsable Orientación Sexual e Identidad de Género, que con no pocas resistencias ha liderado el CENESEX en los últimos años en la sociedad cubana, se dirige –como su nombre lo indica- al RESPETO de la diversidad sexual. Ello implica que las personas sean plenamente libres a expresar su sexualidad, a derrumbar tabúes y prejuicios, a ser más felices. Es absurdo pensar que lo que se pretenda sea “enseñar” a las personas a ser homosexuales porque, en primer lugar, eso no se enseña. (A propósito, no conozco los fondos con que cuenta el CENESEX para su trabajo, pero dudo mucho que sean millones de dólares)
2. Es fácil desde las gradas criticar la dedicación del Ministerio de Salud Pública para solucionar el sufrimiento de las personas transexuales, que desde edades tempranas tienen que soportar la peor discriminación, la exclusión y el rechazo de su entorno social. El sufrimiento de las personas no tiene precio, tenga el origen que tenga; y, en estos casos, la sociedad tiene una enorme responsabilidad, por lo que no debe escatimar esfuerzos para solucionarlo.
3. Tengo la confianza de que la Revolución cubana seguirá siendo fiel al principio humanista que la caracterizó desde sus inicios. Esto incluye las garantías del disfrute de todos los derechos de sus ciudadanos, sin discriminación por orientación sexual o por identidad de género; como mismo defendió, en su momento, el derecho de las mujeres y la lucha contra la discriminación racial, sin pedirle permiso a nadie.
Releyendo los argumentos utilizados en el mensaje que se ha circulado, por momentos parece que esa persona no vio el programa o, cuando menos, le prestó muy poca atención. Todas sus preocupaciones fueron tratadas muy claramente en el programa. Taladrid, como nos tiene acostumbrados, hizo preguntas certeras y agudas sobre las inquietudes más comunes de aquellas personas que aún son cautivos de sus propios prejuicios; y Mariela Castro explicó en detalles, de forma diáfana y sencilla –como la pedagoga que es-, todas las aristas del tema.
Una vez más se cumple el dicho de que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.

Para el que no ha recibido el mensaje que da origen a esta nota, aquí se los reproduzco, tal y como lo recibí en mi buzón:
Reinaldo Taladrid: Esperé a ver la segunda parte del documental Tabú para hacer, por esta vía, algunos comentarios del programa y el tema.
Primero:
No era el acostumbrado periodista, hacedor de preguntas difíciles, agresivo, capaz de poner en situaciones difíciles al “especialista del tema”, que interrumpe cuando no le contestan lo que él quiere, que insiste en preguntas polémicas, no, esta vez Pasaje tenia a un noble “conductor”, con un rostro tímido y diferente, más bien complaciente, asustadizo, con preguntas evidentemente conciliadas con su “oponente”. No debiste hacer ese programa pues como yo, muchos cubanos perdimos un poco de confianza en ti.
Segundo:
Lo que más me desagrada del tema es el empeño del CENESEX y de Mariela Castro Espín de hacer del este una tormenta en un vaso de agua. En Cuba no hay manifestaciones de homofobia. El cubano tolera a los homosexuales y transexuales. Solo irrita el comportamiento grosero de muchos de estos individuos, al igual que al delincuente y antisocial común, cuando no sabe comportarse y cumplir las normas elementales de conducta social. (Si fuera de otra manera los hospitales de nuestro país hoy no pudieran funcionar).
Tercero:
Mariela Castro, usted querido periodista y yo nacimos en Cuba y no en Europa. Fastidia mucho las contantes comparaciones al tratar el tema de la “libertad de género”, entre Cuba y las tendencias actuales en los países de la “vieja y culta Europa”. Cuba es rumba, tabaco y ron, es el gran ajiaco cultural que nunca fue sazonado con lesbianas y homosexuales. Ni antes del 59 ni después nos dijeron que “eso era bueno” o que “era normal”. ¿ Cómo empeñarse en un cambio tan brusco en la manera de pensar, en la idiosincrasia y en el comportamiento de estos isleños caribeños que no nos parecemos a nadie más?. Este comportamiento de la doctora Castro Espín provoca más rechazo que adeptos.
Cuarto:
Mi esposa y yo batallamos durante años para lograr que ésta saliera embarazada. Finalmente no lo logramos aún cuando ella fue diagnosticada como una mujer fértil y el resto de las pruebas fueron satisfactorias. Puede ser que la Dra. Castro Espín no sepa que solo en la “Capital de todos los Cubanos” existe (en el Vedado) consultas con tecnología para atender los miles y miles de casos de parejas que no logran procrear, que hay que hacer colas inmensas para lograr que un especialista te atienda. En mi provincia esta es una de las especialidades más demandadas y a la cual el sistema de salud no le presta la más mínima atención. Sería bueno que la encumbrada doctora supiera que no todos tenemos la suerte y el dinero del reconocido pelotero Eduardo Pared que para lograr el embarazo de su pareja tuvo que permanecer por un año en México. ¿ por qué el Cenesex no se ocupa de este tema y destina parte de los millones de dólares que se gastan en campañas por el día mundial contra la homofobia para impulsar un programa de atención a la reproducción en un país donde la mujer no logra ni las tasas de reproducción que garanticen su remplazo?.
Quinto:
Preferiría que se gastara dinero (divisa) en comprar colchones y pomadas anti escaras para los miles de personas encamadas, o la materia prima que los cientos de medicamentos faltantes hoy en las farmacias demandan, o para mejorar el estado de importantes áreas hospitalarias, prácticamente en ruina. Preferiría fuertes campañas (con financiamiento, como lo logra el Cenesex) para atender los pacientes y los familiares de la demencia senil, para lograr que las madre parturientas dispongan de culeros desechables, para enfrentar con mas efectividad el tema del consumo de droga, alcohol y tabaco. Cuando estos problemas se estén atendiendo adecuadamente pudiéramos entonces pensar en las operaciones para el cambio de sexo.
ÚLTIMO:
Tengo la confianza de que cualquier modificación a la legislación actual que pretenda cambiar los principios y los lineamientos concebidos y aprobados en la actual constitución, se consultará al pueblo, el que ha demostrado en estos más de 50 años no estar equivocado. No creo que a alguien se le ocurra presentar las propuestas que se “cocinan” a la Asamblea Nacional sin tener la consideración del electorado. Nadie tiene derecho a utilizar recursos financieros del País y que son del pueblo para hacer cuantas campañas publicitarias le de la gana haciendo uso de la fuerza que le confiere el cargo, acaso esto no es desvío de recursos, violación de la legalidad o corrupción autorizada y respaldada?. Otro gallo cantará un dia.
Oscar Cuevas Romeros.
Santa Clara. Villa Clara